Quizás algunos le colocarían a nuestra familia el cartelito de «clase media» pues el viejo tenía carro, nos atendíamos en una clínica privada (la «Clínica Cardona»), pertenecíamos al «Casino Deportivo» (hoy CSO Cristino Naranjo) y todos los hijos fuimos a una escuela privada, la «Saint Joseph School».
Es cierto que teníamos lo que muchos no tuvieron, pero en una situación social extremadamente dura todo aquello no cayó del aire, sino que fue el resultado de la simbiosis de una Madre y un Padre muy luchadores, para quienes sus hijos y la familia estaban por sobre cualquier cosa.
Nunca los vi ir a un cabaret o hacer un viaje a otra provincia o país. Y aunque seguramente deben haber ido alguna vez al cine, honestamente no me recuerdo en casa de alguien esperando que volvieran. Tampoco recuerdo a mi padre saliendo de parranda con los amigos ni a mi madre comprándose un vestido que no le fuera absolutamente necesario.
El viejo trabajaba 8 horas y cuando regresaba se ponía a cacharrear con equipos electrónicos para sacarle algún dinero extra. Su tiempo libre se lo dedicaba a la Radioafición, a criar animalitos y a sacarnos a pasear el domingo. Tenía un carácter jodido, lo reconozco, pero fue un buen padre.
Mi madre fue quizás el «cemento» que mantuvo unida la familia. De origen campesino (Güines), tenía un carácter que de lejos pudiera parecer “suave” pero que mejor no lo sufrías de cerca. Podría haber enseñado a Makarenko cómo criar hijos “normales” convoyando la sonrisa con el castigo y seguramente hubiera dado una clase magistral de finanzas a cualquier economista sobre un tema poco discutido académicamente: «Cómo criar cuatro hijos y mantener una familia con el sueldo de un empleado público»
Estas son algunos recuerdos de aquella época
- La Familia
- La Religión
- La Ilusion: los Reyes Magos
- La Verguenza: Aquel gorrión
- La Deshonestidad
- El Miedo
- La Doble Moral
- El Respeto
- El Programa de los 64 mil Centavos