Si eres de quienes gustan de caminar las playas de Tenerife o de pasear por sus rocosas costas, seguramente has visto unas viejas fortificaciones semi enterradas en la arena y muchas veces dentro del mar, en la marea alta pero… ¿Sabes qué son?
Hace poco, un domingo de paseo por El Médano me encontré con uno de estos fortines o búnker y lo curioso del caso me llevó a buscar información, que hoy comparto con Uds.
El 1ro de septiembre de 1939, con la invasión a Polonia, la Alemania nazi comenzó la II Guerra Mundial. El Gobierno español de la época mantuvo hacia este país y sus aliados (el llamado EJE) una actitud que osciló entre la neutralidad y la beligerancia incompleta.
Alemania no escondía su enorme interés por las islas Canarias, llegando al extremo de solicitar al gobierno de España la cesión de una de ellas con el fin de utilizar su infraestructura portuaria como base de aprovisionamiento de su armada, incluyendo el abastecimiento logístico de sus submarinos
El lugar estratégico que Canarias ocupaba para el control de las rutas marítimas hacia el futuro imperio colonial que los nazis pretendían construir, dio prioridad a estos planes iniciales.
Sin embargo, debido a la susceptibilidad del Gobierno español sobre el tema, el asunto no prosperó, por lo que el III Reich se interesó entonces en ampliar la capacidad defensiva del archipiélago
Por otra parte, los británicos, que consideraban inminente la entrada de España en la guerra, comenzaron una serie de preparativos para la conquista del archipiélago. Estos planes de ocupación, que duraron desde 1940 hasta 1943, recibieron varios nombres a lo largo del tiempo, pero el más conocido es el de Operación Pilgrim.
Recién salido de una guerra civil y arruinado por esta, el país y su ejército se prepararon para esta contingencia, aunque nunca pudo garantizar completamente los medios materiales y humanos necesarios para la defensa de las islas, sobre todo fuerzas aéreas y navales, por lo que este esfuerzo se limitó, en lo general, a la acumulación de tropas de infantería y artillería para contener un posible desembarco en las playas de las islas y la instalación de cañones y nidos de ametralladoras; Y he aquí cuando surgen los fortines de los que hablamos.
Aunque las limitaciones que este sistema de defensa presentaban no habrían evitado de por sí la realización de un desembarco y conquista, los riesgos y pérdidas humanas y materiales que ello hubiera significado hicieron que los británicos retrasaran una y otra vez sus planes de invasión y finalmente, tras la entrada de los norteamericanos en la guerra y de los desembarcos en el norte de África, los mismos perdieran importancia.
Hoy quedan todavía algunos de estos fortines (en alguna parte leí que eran más de 140). Algunos son unos utilizados como vivienda o almacén variado y otros, la gran mayoría, permanecen y envejecen abandonados a merced de las olas y el viento que caracterizan estas costas-
Buscando en Internet conocí que en el Plan Director de la Reserva Natural Especial de Montaña Roja (Tenerife) se prevé la restauración de los fortines ubicados en esta Reserva. Ojalá este esfuerzo llegue a materializarse completamente y ayude a mantener y compartir esta historia enterrada en el tiempo. Por lo pronto les dejo esta crónica y una foto